¿Sabías que cepillarte los dientes no elimina toda la placa que se acumula en tu boca? De hecho, hay un lugar donde las bacterias se esconden y el cepillo no llega…
Pero la buena noticia es que existe una herramienta muy sencilla que puede evitarte caries, mal aliento y problemas en las encías. Sí, hablamos del hilo dental.
¿Por qué es tan importante el hilo dental?
El hilo dental es un complemento esencial en la higiene bucal. Aunque el cepillado elimina la mayoría de los restos de comida, no puede acceder a los pequeños espacios entre los dientes ni a la línea de las encías.
Ahí es donde entra en acción el hilo dental: limpia esas zonas ocultas y elimina la placa bacteriana que, si no se retira, puede provocar caries interdentales, gingivitis y mal aliento.
En DentSalut vemos cada día pacientes que se cepillan correctamente, pero que presentan inflamación de encías por no usar hilo dental. En muchos casos, incorporar este hábito cambia completamente la salud de su boca en pocas semanas.
Cuándo y con qué frecuencia usar el hilo dental
Lo ideal es usar hilo dental una vez al día, preferiblemente antes de cepillarte los dientes por la noche.
De esta forma, eliminas los restos de comida y la placa antes de aplicar la pasta dental con flúor, lo que mejora su efectividad.
Si tienes brackets, implantes dentales o coronas, existen hilos dentales especiales con puntas rígidas o esponjosas que facilitan la limpieza alrededor de estas zonas.
Tipos de hilo dental
No todos los hilos son iguales. Elegir el adecuado puede hacer la diferencia entre una limpieza efectiva y una tarea incómoda.
- Hilo dental encerado: tiene una capa de cera que facilita su deslizamiento entre los dientes. Ideal para quienes empiezan a usarlo.
- Hilo dental no encerado: ofrece una sensación más “limpia” y puede retirar mejor la placa, pero requiere más habilidad.
- Hilo dental con flúor: ayuda a fortalecer el esmalte mientras limpias.
- Hilo dental para implantes o puentes: viene con una punta rígida y una parte esponjosa que se adapta a zonas difíciles de alcanzar.
Si no estás seguro de cuál es mejor para ti, tu dentista puede recomendarte el tipo de hilo más adecuado según el espacio entre tus dientes y tus necesidades específicas.
Cómo usar el hilo dental
Usar hilo dental correctamente es muy sencillo, pero requiere práctica. Aquí tienes una guía rápida:
- Corta unos 40 cm de hilo dental.
Enrolla la mayor parte en el dedo medio de una mano y el resto en el dedo medio de la otra. - Tensa el hilo.
Sujétalo entre los pulgares y los índices, dejando unos 2 o 3 cm libres. - Introduce suavemente el hilo entre dos dientes.
Hazlo con un movimiento de sierra, sin forzarlo para no dañar las encías. - Forma una “C” alrededor del diente.
Desliza el hilo hacia arriba y hacia abajo por el lateral del diente y bajo la línea de la encía. - Usa un tramo limpio para cada espacio.
Ve desenrollando el hilo de un dedo y enrollándolo en el otro a medida que avanzas. - Enjuaga con agua o colutorio al terminar.
🪥 Consejo profesional: Si tus encías sangran un poco los primeros días, no te preocupes. Es señal de inflamación por acumulación de placa, y mejorará en pocos días si mantienes el hábito.
Errores comunes al usar el hilo dental
Muchos abandonan el uso del hilo porque creen que les daña las encías o que no es necesario. Aquí los errores más frecuentes:
- Usarlo con fuerza. Puede cortar las encías.
- No usar suficiente hilo. Si está muy corto, es difícil controlarlo.
- Olvidar los últimos molares. Son los que más acumulan placa.
- Usarlo después del cepillado. Lo ideal es hacerlo antes, para potenciar la limpieza.
Beneficios a largo plazo del hilo dental
Adoptar el uso diario del hilo dental puede parecer un pequeño cambio, pero sus beneficios son enormes:
- Menos caries y gingivitis.
- Encías más sanas y sin sangrado.
- Mejor aliento.
- Mayor duración de tratamientos como implantes y coronas.
- Sonrisa más limpia y fresca.
El hilo dental no es un complemento opcional, sino una parte esencial del cuidado diario. Solo necesitas dos minutos al día para marcar la diferencia entre una sonrisa saludable y una con problemas.
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